Carlos M. Marte, M.A
Psicólogo clínico/Neurocriminólogo
El presente análisis se basa en la apreciación de diferentes documentales, así como también de la revisión de diversas literaturas que tratan el tema en cuestión; buscar una palabra que resulte exacta para definir el sistema penitenciario colombiano obliga a referenciar un conjunto de calificativos puramente negativos, que dejan en una muy mala posición al Estado en cuestión de política criminal, penitenciaria y penal. Pues justamente, el sistema penitenciario colombiano es precario, inhumano, discriminante que arrebata toda dignidad humana, los derechos humanos y los derechos penitenciarios de cada recluso.
El nivel de hacinamiento es totalmente deplorable. Son diversos los elementos que desfavorecen el sistema penitenciario en Colombia, uno es la sobrepoblación penitenciaria, y ésta es producto al aumento de la delincuencia y faltas de políticas preventivas del delito. Esto se atribuye a lo expresado por Arenas y Cerezo (2016), ‟la respuesta de los poderes públicos a la lucha contra la delincuencia es la imposición de penas privativas de libertad extensas, cuyas consecuencias más directas son la sobrecarga de las agencias de control y un aumento de la población penitenciaria” (p.177).
Como resultado de esta sobrepoblación los distintos recursos que se destinan al sistema penitenciario llegan a ser insignificantes o insuficientes ya que no cubren las necesidades exigidas en cada centro penitenciario, esto implica entonces que el incremento de la población penitenciaria intensifique el hacinamiento, aumento de posible corrupción administrativa carcelaria, mayor riesgo de violencia y muerte, ya que la inseguridad toma una primera posición en la convivencia y clima carcelario, debido a la escasez de guardias u oficiales penitenciarios, así como también contribuye a una elevada probabilidad de contraer enfermedades. Y todo esto, es porque en la actualidad, la delincuencia es el síntoma de una carencia estructural desigualitaria que genera pobreza y marginación social, estas son realidades que aumentan los índices de violencia y de éste modo, se ve reflejado en las instituciones penitenciaria.
Otro elemento que denigra el sistema penitenciario colombiano son las infraestructuras, estas se describen tomando en consideración los centros existentes en la red penitenciaria y su año de construcción. Y ésta va muy alineado a la capacidad poblacional penitenciaria, así como también al problema de la sobrepoblación mencionado anteriormente, el cual se evidencia en el reportaje sobre Encarcelados: Cárcel La modelo Colombia, ‟se incluyen más de 6,000 internos, cuando la infraestructura es construida para 3,000”, ósea, más de la mitad, los cuales dificulta el control de los mismos, así como también atribuye al rápido deterioro progresivo de los espacios del centro, como producto de la falta de mantenimiento, amotinamientos, peleas, luchas de territorios, intentos de fugas etc.
Los elementos mencionados hasta aquí representan indicadores graves que conduce a un pronto colapso de las cárceles colombianas. A raíz de esto, surge de gran importancia cuestionar si las condiciones que definen este sistema penitenciario colombiano garantiza un tratamiento penitenciario que favorezca la reinserción de quienes delinquen, y permitan de ese modo reducir las probabilidades de reincidencia criminal. Pues, a modo personal, considero que no del todo, con la calidad de vida que viven estos reclusos se imposibilita una reeducación adecuada, pues carecen de programas penitenciarios fundamentales como, por ejemplo, aquellos que se contemplan en el sistema penitenciario español y otros países. Lo que refiere que muchos de los reclusos que cumplen condena en Colombia sean reincidentes.
Tomando en cuenta que la pena de prisión está dirigida a la resocialización del sujeto, y esto se logra mediante el tratamiento penitenciario que no es tan notorio en la realidad penitenciaria de Colombia. De igual modo lo afirma Ayzanoa (2019) a través del canal televisivo France 24, donde hace referencia en que basado en la realidad penitenciaria no se está cumpliendo el principio de reinserción. Aunado a esta realidad, otro de los elementos a señalar en esta población, es que no se evidencia distinción o servicio diferenciado por población delictiva, conviven todos juntos, sin importar su perfil criminal aunado a la tipología delictiva, o al menos según lo que el reportaje ha permitido visualizar, de igual forma lo expresan Arenas y Cerezo (2016) ‟preocupa la falta de separación entre los sindicados y condenados, así como la falta de servicios de salud física y mental para los internos” (p. 191).
En cuanto a la otra cara de la población delictiva, en los centros penitenciarios para mujeres se evidencia un aumento mucho más significativo que los hombres en materia de reclusas, y aquí se atribuye una sobrecriminalización en el género femenino que obedece a las formas en cómo se penaliza según las normativas penales dentro del campo de la justicia, tomando en cuenta que la mayor parte de las reclusas no han cometidos delitos violentos, presentando en su mayoría un perfil de baja peligrosidad pero se les atribuye una pena que no se corresponde a la dimensión del delito. A esto se atribuye también la falta de implementación de políticas criminal con enfoque de género, que permitan un tratamiento penitenciario diferencial (del Pozo y Martínez, 2015).
A raíz de todo lo mencionado, es recomendable que el Estado mejore las condiciones de los centros penitenciarios, y se le busque solución al problema de la sobrepoblación que tanto induce al hacinamiento, así como también investiguen los diversos casos de torturas y otros tratos de penas crueles, inhumanas y degradantes, que representan una clara violación al derecho internacional humanitario, acordado bajo el Pacto Internacional de derecho civiles y políticos de la ONU en el año 1966.
Referencias
Alzanoa, O.M. (2019). Mujeres y prisión en Colombia. [Video: Frances 24]. Arenas, L. & Cerezo, A. (2016). Realidad penitenciaria en Colombia: la necesidad de una nueva política criminal. Revista Criminalidad, 58 (2): 175-195.
Arenas, L. & Cerezo, A. (2016). Realidad penitenciaria en Colombia: la necesidad de una nueva política criminal. Revista Criminalidad, 58 (2): 175-195. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-31082016000200007
Rivicutfilm (26 febrero 2018). Encarcelado: Cárcel La Modelo Colombia. [Video: Youtube]. https://www.youtube.com/watch?v=Evw_0ejxXlw&t=94s
del Pozo, F. J. y Martínez, J. A. (2015). Retos del tratamiento penitenciario en Colombia: enfoque y acción diferencial de género desde la perspectiva internacional. Revista Criminalidad, 57 (1): 9-http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S1794