lunes, 15 de abril de 2024

Breve análisis del Sistema Penitenciario Colombiano: Un acercamiento a la realidad del sistema.

Carlos M. Marte, M.A
Psicólogo clínico/Neurocriminólogo 

El presente análisis se basa en la apreciación de diferentes documentales, así como también de la revisión de diversas literaturas que tratan el tema en cuestión; buscar una palabra que resulte exacta para definir el sistema penitenciario colombiano obliga a referenciar un conjunto de calificativos puramente negativos, que dejan en una muy mala posición al Estado en cuestión de política criminal, penitenciaria y penal. Pues justamente, el sistema penitenciario colombiano es precario, inhumano, discriminante que arrebata toda dignidad humana, los derechos humanos y los derechos penitenciarios de cada recluso. 

El nivel de hacinamiento es totalmente deplorable. Son diversos los elementos que desfavorecen el sistema penitenciario en Colombia, uno es la sobrepoblación penitenciaria, y ésta es producto al aumento de la delincuencia y faltas de políticas preventivas del delito. Esto se atribuye a lo expresado por Arenas y Cerezo (2016), ‟la respuesta de los poderes públicos a la lucha contra la delincuencia es la imposición de penas privativas de libertad extensas, cuyas consecuencias más directas son la sobrecarga de las agencias de control y un aumento de la población penitenciaria” (p.177). 

Como resultado de esta sobrepoblación los distintos recursos que se destinan al sistema penitenciario llegan a ser insignificantes o insuficientes ya que no cubren las necesidades exigidas en cada centro penitenciario, esto implica entonces que el incremento de la población penitenciaria intensifique el hacinamiento, aumento de posible corrupción administrativa carcelaria, mayor riesgo de violencia y muerte, ya que la inseguridad toma una primera posición en la convivencia y clima carcelario, debido a la escasez de guardias u oficiales penitenciarios, así como también contribuye a una elevada probabilidad de contraer enfermedades. Y todo esto, es porque en la actualidad, la delincuencia es el síntoma de una carencia estructural desigualitaria que genera pobreza y marginación social, estas son realidades que aumentan los índices de violencia y de éste modo, se ve reflejado en las instituciones penitenciaria. 

Otro elemento que denigra el sistema penitenciario colombiano son las infraestructuras, estas se describen tomando en consideración los centros existentes en la red penitenciaria y su año de construcción. Y ésta va muy alineado a la capacidad poblacional penitenciaria, así como también al problema de la sobrepoblación mencionado anteriormente, el cual se evidencia en el reportaje sobre Encarcelados: Cárcel La modelo Colombia, ‟se incluyen más de 6,000 internos, cuando la infraestructura es construida para 3,000”, ósea, más de la mitad, los cuales dificulta el control de los mismos, así como también atribuye al rápido deterioro progresivo de los espacios del centro, como producto de la falta de mantenimiento, amotinamientos, peleas, luchas de territorios, intentos de fugas etc.

Los elementos mencionados hasta aquí representan indicadores graves que conduce a un pronto colapso de las cárceles colombianas. A raíz de esto, surge de gran importancia cuestionar si las condiciones que definen este sistema penitenciario colombiano garantiza un tratamiento penitenciario que favorezca la reinserción de quienes delinquen, y permitan de ese modo reducir las probabilidades de reincidencia criminal. Pues, a modo personal, considero que no del todo, con la calidad de vida que viven estos reclusos se imposibilita una reeducación adecuada, pues carecen de programas penitenciarios fundamentales como, por ejemplo, aquellos que se contemplan en el sistema penitenciario español y  otros países. Lo que refiere que muchos de los reclusos que cumplen condena en Colombia sean reincidentes. 

Tomando en cuenta que la pena de prisión está dirigida a la resocialización del sujeto, y esto se logra mediante el tratamiento penitenciario que no es tan notorio en la realidad penitenciaria de Colombia. De igual modo lo afirma Ayzanoa (2019) a través del canal televisivo France 24, donde hace referencia en que basado en la realidad penitenciaria no se está cumpliendo el principio de reinserción. Aunado a esta realidad, otro de los elementos a señalar en esta población, es que no se evidencia distinción o servicio diferenciado por población delictiva, conviven todos juntos, sin importar su perfil criminal aunado a la tipología delictiva, o al menos según lo que el reportaje ha permitido visualizar, de igual forma lo expresan Arenas y Cerezo (2016) ‟preocupa la falta de separación entre los sindicados y condenados, así como la falta de servicios de salud física y mental para los internos” (p. 191). 

En cuanto a la otra cara de la población delictiva, en los centros penitenciarios para mujeres se evidencia un aumento mucho más significativo que los hombres en materia de reclusas, y aquí se atribuye una sobrecriminalización en el género femenino que obedece a las formas en cómo se penaliza según las normativas penales dentro del campo de la justicia, tomando en cuenta que la mayor parte de las reclusas no han cometidos delitos violentos, presentando en su mayoría un perfil de baja peligrosidad pero se les atribuye una pena que no se corresponde a la dimensión del delito. A esto se atribuye también la falta de implementación de políticas criminal con enfoque de género, que permitan un tratamiento penitenciario diferencial (del Pozo y Martínez, 2015). 

A raíz de todo lo mencionado, es recomendable que el Estado mejore las condiciones de los centros penitenciarios, y se le busque solución al problema de la sobrepoblación que tanto induce al hacinamiento, así como también investiguen los diversos casos de torturas y otros tratos de penas crueles, inhumanas y degradantes, que representan una clara violación al derecho internacional humanitario, acordado bajo el Pacto Internacional de derecho civiles y políticos de la ONU en el año 1966.

Referencias

Alzanoa, O.M. (2019). Mujeres y prisión en Colombia. [Video: Frances 24]. Arenas, L. & Cerezo, A. (2016). Realidad penitenciaria en Colombia: la necesidad de una nueva política criminal. Revista Criminalidad, 58 (2): 175-195.

Arenas, L. & Cerezo, A. (2016). Realidad penitenciaria en Colombia: la necesidad de una nueva política criminal. Revista Criminalidad, 58 (2): 175-195. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-31082016000200007

Rivicutfilm (26 febrero 2018). Encarcelado: Cárcel La Modelo Colombia. [Video: Youtube]. https://www.youtube.com/watch?v=Evw_0ejxXlw&t=94s

del Pozo, F. J. y Martínez, J. A. (2015). Retos del tratamiento penitenciario en Colombia: enfoque y acción diferencial de género desde la perspectiva internacional. Revista Criminalidad, 57 (1): 9-http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S1794

lunes, 23 de octubre de 2023

Peritaje psicológico forense: Errores comunes en la práctica pericial

Carlos M. Marte, M.A.
Psicólogo clínico - Neurocriminólogo

El trabajo del perito en materia de psicología forense permite ofrecer información que sirve de base en el proceso judicial, para la realización del mismo se exige que el profesional tenga formación en psicología forense o psiquiatría, pero esto puede variar según lo establezca las leyes que regula cada país. En el desarrollo del ejercicio, muchas veces el perito llega a cometer errores que pueden afectar directamente las conclusiones finales del peritaje, por lo que es importante evitarlo, a continuación, se hace mención de algunos de estos errores:

1. Una de las primeras cuestiones que el perito no debe de cometer es responder más de lo que se le pregunte, dar explicaciones de cosas que no es la cuestión del caso, a modo de querer favorecer o desfavorecer al imputado no es recomendable debido a que en este caso no se está siendo imparcial, y es importante entender que el perito dentro de su investigación debe tener claro que es el Juez quien fija claramente los términos sobre los que ha de versar la pericial, por tanto, el perito busca responder a través de informe pericial o dictamen lo solicitado por la autoridad judicial, por lo que no se sugiere salirse de dichos límites.

2. No estudiar el expediente. En definitiva y no solo en el área de la pericia, asumir un caso sin tener una visión clara de los elementos que se incluyen en el caso, está destinado al fracaso debido a que se estará trabajando a ciegas. Esto permite desconfiar justamente del perito que lleve a cabo el peritaje, es de suma importancia conocer todos los elementos del caso, de esta forma se pueden obtener resultados consistentes y fiables. 

3. Sobre los instrumentos de evaluación. Es importante que las herramientas e instrumentos que el perito utilice para la búsqueda de información y dar respuesta a lo demandado sean pruebas que gocen de criterios científicos, así como también las pruebas que realmente vaya a necesitar y que se ajusten al caso a trabajar, evitar de ese modo aplicar pruebas que nada aportan para los resultados. En palabras de González (2019),

es frecuente observar una sobre exposición a pruebas innecesarias y/o que no contemplan el estudio de la simulación/disimulación o sobresimulación de síntomas(párr. 04).  

En este caso, es necesario resaltar al menos tres recomendaciones que hace la Comisión Internacional de Test (ITC), estas son: (a) Elegir las técnicas adecuadas para los objetivos de la evaluación; (b) No aceptar cualquier test recomendado (interés comercial); y (c) asegurarse de que es adecuado en el contexto forense.

4. Con relación al informe. En su redacción, utilizar mucho tecnicismo no ayuda y tampoco es útil, por lo que es de suma importancia que los hallazgos, resultados y metodología utilizada estén plasmada de forma clara, concisa, concreta y cortas. De este modo que los receptores puedan comprender con más facilidad el contenido del informe. Se sugiere de igual modo que dicho informe no sea ni muy largo ni muy corto.

En el mismo tenor, el apoyo bibliográfico es elemental para sustentar las conclusiones a las que se han llegado, aunado a esto, González (2019) lo señala como uno de los errores comunes en materia forense, 

“la falta de apoyo bibliográfico en las conclusiones, metodología utilizada, con notable ausencia de referencias bibliográficas que doten de cientificidad al informe” (párr. 12). 

Todo informe que carezca de apoyo bibliográfico estás sujeto a dudar de su validez y confiabilidad, debido a que no existe un punto de referencia que permita constatar los hallazgos, y esto no resulta útil ante una pericial que, por hecho, una de las características que define al informe es que debe de llevarse a cabo con los datos suficiente para poder ser replicable o contrastable por otros evaluadores, por otros peritos.

5. Inferir o utilizar términos como imputabilidad, inimputabilidad, semi-imputabilidad, estos son conceptos jurídicos de índole legales, y aunque son de base psicobiológica, al mencionarlos se estaría en cierto modo, induciendo a favor o en contra, y es competencia del Juez, y únicamente del Juez pronunciarse a conclusiones científicas que emitimos como perito, por tanto, el perito debe de ser cuidadoso en las palabras que menciona o hace referencia, limitarse a responder las preguntas que les haga como se mencionó anteriormente, pero sin hacer inferencias, y mucho menos hacer juicio de valor.

Referencias

González, S. I. (03 enero, 2019). Principales errores observados en las periciales e informes psicológicos-forenses. [Linkedin].  https://es.linkedin.com/pulse/principales-errores-observados-en-las-periciales-e-gonz%C3%A1lez-sarri%C3%B3

Comisión Internacional de Tests (2016). Directrices Internacionales para el uso de los tests. Colegio oficial de psicólogos.

martes, 12 de septiembre de 2023

Neurotransmisores; Un acercamiento a la conducta suicida, violencia y agresividad

 Carlos M. Marte Ortiz, M.A.

Foto: Shutterstock. (Tomada en Graciani, 05/2020)

El medio ambiente representa el espacio de interacción con el reino animal, el mismo se estructura de constantes cambios y un sinfín de informaciones que determinan el accionar del individuo. Estas informaciones son interpretadas por el cerebro, órgano responsable de regular, manejar y transformar toda información del exterior e interior del organismo.

Todo esto es posible gracias a la interconexión de cientos de miles de millones de células denominadas neuronas que permiten el funcionamiento óptimo del cerebro, por tanto, sin la interacción de estas neuronas el órgano del cerebro muere, de esta forma no existiríamos. Pues bioquímicamente el resultado de estas conexiones son los que rigen la conducta humana, lo que somos.

Cuando dos neuronas se comunican entre sí, surgen lo que se denomina una sinapsis, y como resultado de esta sinapsis nacen o se desprenden moléculas llamadas neurotransmisores, los encargados de transmitir la información a las diferentes áreas del Sistema Nervioso (SN). En palabras de Ramírez (2006) “Son mensajeros químicos almacenados en las vesículas sinápticas de una neurona, los cuales, tras su liberación, se dirige a otra sobre la que influyen para que se lleve a cabo una reacción química determinada” (p. 53). Estos juegan un papel fundamental en la regulación de nuestra conducta.

Pero específicamente, en la conducta agresiva ¿Qué papel juegan los neurotransmisores y cuáles están más relacionados con este comportamiento destructivo del ser humano? Las diferentes investigaciones en los últimos años han evidenciado que los neurotransmisores, noradrenalina, dopamina y serotonina influyen directamente en el comportamiento agresivo, siendo la serotonina el más estudiado.

Es importante tomar en cuenta que la nivelación de los neurotransmisores está influenciado directamente en base a la alimentación y la dieta asumida, pues una dieta alta o baja en el activo especifico de una de estas moléculas inducen la inhibición o activación de la conducta agresiva.

La serotonina (5-HT) conforma lo que se denomina el sistema serotoninérgico, su principal precursor es el triptófano, el cual se encuentra en alimentos como la carnes, verduras y cereales (Liévano-Parra, 2013). Lo que sugiere que una dieta alta de este aminoácido puede disminuir la ocurrencia de conductas agresivas, por tanto, una disminución en los niveles de serotonina se asocia con aumento en reacciones agresivas e impulsividad. En este sentido, individuos que suelen ser agresivos tienden a tener niveles bajos en el sistema serotoninérgico, algunas poblaciones que padecen algún tipo de psicopatología son más propensas tales como, el trastorno límite de la personalidad, las psicopatías, trastorno bipolar en su fase I y en plena euforia, así como en ciertos trastornos psicóticos con rasgos impulsivos, en estos individuos suelen encontrarse una disminución del sistema serotoninérgico, caracterizando a la vez, cierto grado de impulsividad.

En el mismo sentido, la serotonina, de acuerdo a los hallazgos de diferentes estudios ha demostrado tener un papel fundamental en personas con historial suicida producto de una depresión severa, lo que sugiere en muchos de los casos un tipo de agresión autoinfligida, en este sentido, la agresividad se canaliza internamente hacía sí mismo, a través de conductas “acting out”, y algunas veces llegando a consumar el suicidio, en estos caso se ha evidenciado  que se encuentran niveles muy bajo de serotonina.

Lo que sugiere que en tanto a la conducta agresiva e impulsiva la serotonina funciona como inhibidora de la misma, esto permite en cierto modo reducir y controlar los comportamientos violentos o agresivos en individuos que presenten factores de riesgos muy marcado, el papel de la psicofarmacología, a través de la ingesta de fármacos recaptadores de serotonina ha permitido sustentar esta relación entre ambas variables.

Tomando en cuenta de que popularmente la serotonina es el neurotransmisor de la felicidad, la desnivelación del mismo induce a cambios comportamentales en el que enmarca, la desesperanza, la impulsividad, la agresión, la alegría, y justamente la poca voluntad para vivir, por tanto, al disminuir los niveles de este sistema, neuroquímicamente puede esto explique la conducta internalizante agresiva, hostil y violenta hacía sí mismo (mayor probabilidad de suicidio).

Como se indicó anteriormente, no solo la serotonina tiene relación directa con la agresividad o la conducta agresiva, también se sustenta la participación de la dopamina, la misma tiene gran participación en la respuesta sexual humana, la elevación de sus niveles o sistema domaninérgico, tiene gran influencia en la estabilidad del estado de ánimo y la alerta. Pero uno de los indicadores que caracteriza el sistema dopaminérgico es la recompensa del placer, debido a que es el encargado de regular la gratificación interna del cerebro, por lo que actividades muy altas en este sistema en personas con tendencia agresivas reactivaría la agresión y puede darse como un mandato para generar placer como reforzador. 

La noradrenalina es otro de los neurotransmisores que influyen en la conducta agresiva humana, el sistema noradrenérgico se caracteriza por participar en la lucha o huida ante eventos que represente amenaza para el organismo, un aumento en los niveles de noradrenalina induce a la irritabilidad, los estados ansiosos, presión sanguínea, escapar del dolor, etc., por lo que en cierto modo predispone a la persona hacia una agresividad impulsiva o reactiva.

En correlación de estos sistemas neuroquímicos, se puede observar que la disminución de los niveles de serotonina, en conjunto con el aumento de los niveles de la noradrenalina y dopamina están estrechamente vinculadas en la etiología de agresión y violencia, favoreciendo desde este foco la aparición de la misma en la persona, tanto de forma directa, indirecta, como impulsiva y a mediana escala de forma predeterminada.

Lo que significa que la serotonina funciona como inhibidor de la agresión y la impulsividad. El aumento de la actividad serotoninérgica reduce la hostilidad y la impulsividad; la reducción o disminución aumenta la frecuencia e intensidad de las reacciones agresivas y antisociales.

A modo de mención, no son los únicos neurotransmisores que están relacionado al comportamiento agresivo, existen otros, que tienen una connotación clásica, pues inicialmente se asoció el MAO que resultó ser el primer indicador biológico investigado, los sistemas GABAénergicos los cuales influyen en la inhibición de varios modelos de agresión, de igual forma, el sistema colinérgico que parece aumentar la agresividad.

Referencia bibliográfica

Liévano-Parra, D. (2013) Neurobiología de la agresión: Aportes para la psicología. Vanguardia psicológica. 4 (1). 69-85.

Ramírez, J.M. (2006) Bioquímica de la agresión. Psicopatología clínica, legal y forense. 6 (43-66).


jueves, 17 de agosto de 2023

Psicópata: Características y crímenes

Carlos M. Marte Ortiz

Psicólogo clínico / Neurocriminólogo



Nota: Imagen tomada del personaje de ficción 

que da vida al Dr. Hannibal Lecter en la novela El Dragón Rojo interpretada por Anthony Hopkins

La humanidad en parte del recorrido de la historia ha abarcado personajes con mentalidad totalmente retorcida y macabra en lo que respecta al comportamiento humano, las cuales han moldeado una forma de criminalidad que evoluciona y que acapara la atención de las ciencias jurídicas y sociales. Personajes como Jack el Destripador (siglo XIX), Ted Bundy, David Berkowitz ‟El Asesino del Calibre 44” (siglo XX) [víctimas preferencial mujeres], Jeffrey Dahmer ‟El Carnicero de Milwaukee (siglo XX), Fritz Haarmann ‟El carnicero de Hannover (Siglo XIX - XX) (víctimas preferencial hombres), así como Richard Chase, ‟El Vampiro de Sacramento” (Siglo XX), y por otro lado, Dennis Nilsen The Kindly Killer, Andrei Chikatilo La Bestia de Rostov, Ed Gein El Carnicero de Plainfield[Necrófilos], toman un punto de referencia que define, perfecciona y describe a los denominados asesinos seriales o psicópatas criminales. Pero antes que estos personajes, en el siglo XVIII en Santo Domingo se presume la existencia del primer asesino en serie del Nuevo Mundo llamado Luis Beltrán, mejor conocido como ‟El Comegente llamado así debido a que se tenía la sospecha de que era antropófago [puesto a que sus víctimas no aparecían completas, y con señales de quemaduras como si hubiesen pretendido asarle], fue nacido libre en Jacagua o en Guazumal, secciones de Santiago de los Caballeros, y se le atribuyó 56 víctimas personales, de las cuales 29 fueron víctimas mortales y 27 heridos que lograron sobrevivir a sus agresiones, más los incendios, daños a cosechas y animales que rodean todos sus crímenes (Bircann Sánchez, 2010).  

La poca información que se conoce del ‟Comegente”, viene de manos del historiador Don Manuel Ubaldo Gómez mencionado en su; ‟Resumen de la Historia de Santo Domingo”, así como también por parte del padre Pablo Amézquita en La Vega, y Don Casimiro Nemesio De Moya, informaciones que en la actualidad, siguiendo a Bircann Sánchez (2010) permiten bosquejar un perfil criminológico de quien seria el primer asesino en serie ‟dominicano” (señalado entre comillas y cursiva, habida cuenta de que el Estado dominicano, y por tanto sus nacionales, surge el 27 de febrero de 1844). A diferencia de los asesinos seriales o psicópatas criminales mencionando hasta ahora, las víctimas por parte de ‟El Comegente” no marcaba diferencia poblacional ya que se incluían niños, mujeres y hombres.

Otro asesino serial, en una época más reciente y un poco más selectivo pero parecido al ‟Comegente” se da a conocer en Venezuela el 12 de febrero de 1999, que de acuerdo a su relato al momento de ser interrogado por parte del Cuerpo Técnico de la Policía Judicial confesó:

“Por necesidad me he metido en esta vaina. No me arrepiento, al contrario, me alegro porque me gusta la carne. Lo único que no me da apetito son las cabezas, manos y patas de los seres humanos, pero me los comía en sopita cuando azuzaba el hambre”. Cazaba a sus víctimas con una barra metálica, las descuartizaba, guardaba las partes que se comía para cocinarlas y enterraba lo demás, que según sus declaraciones le “producían indigestión”. Era selectivo en su menú: sólo mataba hombres “porque saben mejor que las mujeres”. (Tomado literalmente de Bircann, 2010, p. 52).

Si bien el objetivo de este análisis no es la descripción de la vida de estos criminales, que acapara uno de los ejes centrales del mundo de la criminalidad, nos da un panorama que permite distinguir y visualizar el lado primitivo y central de la psicopatía criminal, siendo este el comportamiento típico de este tipo de individuo.  

Y si bien, estos psicópatas datan de diferentes siglos [XVIII, XIX, XX], en general, el comportamiento psicopático no solo abarca este lado del mundo criminal, sino que se extiende a otras esferas del crimen y que en la actualidad se enfatiza con más claridad y minuciosidad la línea de acción bajo el parámetro de la psicopatía y sus sub-derivaciones. 

El psicópata representa el sujeto que alimenta la dimensión comportamental/afectiva de la psicopatía como concepto. Desde la esfera social se percibe como uno de los peores predadores de la humanidad. Dado esta denominación social, es de gran importancia señalar algunas de las características que más definen al psicópata como un acercamiento a los distintos crímenes que de éstos pueden surgir. Pero antes se considera importante esclarecer una realidad que define a gran parte de estos individuos, como señala Robert Hare psicólogo experto en psicología criminal mediante una entrevista por parte del divulgador científico Eduart Punset en su programa Redes, menciona pautas que definen al psicópata sin limitar su amplitud o alcance ya que de forma sutil, estos permanecen en todas las esferas de la sociedad [este tipo de comportamiento introduce un tipo de psicopatía; que define al sujeto como psicópata integrado o subclínico], por lo que se hace necesario resaltar y esclarecer que no todos matan, ni sus delitos o crímenes inclinan hacia la violencia sangrienta o macabra, incluso, muchos no comenten delitos pero su comportamiento se contempla fuera del plano ético (Garrido, 2004), en palabras de Hare, no todos tienen obligatoriamente conductas violentas, lo que significa que adoptan un repertorio de conducta muy amplio que les permiten actuar o desempeñar muchos papeles con el denominador común de que todas sus acciones mantienen un componente depredador (Hare, s.f), en pocas palabras, induce sufrimiento en los demás.


Por tanto, tomando en cuenta todo esto y a modo de conocer un poco más, a continuación se señalan cinco de sus características tratando a la vez de asociar posibles crímenes o delitos cometidos por este tipo de individuo:  


 

1. Suelen ser muy buenos manipuladores: Lo que indica que son expertos en mentiras, calculadores y fríos, suelen manejar para su conveniencia todo su alrededor con el fin de lograr sus metas, suelen estar detrás de fraudes financieros, distorsión y estafas, lavado de activo, fraudes electrónicos, violencia de género.


2. Falta de empatía: De acuerdo a la literatura, representa ser una de las características centrales de los psicópatas, significa que no son capaces de ponerse en el lugar de los demás, pero, más de forma emocional que intelectual, esto sugiere que pueden actuar sin preocuparse en cómo repercute emocionalmente sus acciones en la víctima, los tipos de crímenes o delitos que se derivan de esta característica suelen ser diversos, con gran amplitud y más allá de la imaginación racional, por tanto, se pueden señalar de forma tentativa (asesinatos violentos y macabros, torturas físicas y psicológicas, delitos sexuales y perversión [necrofilia], descuartizamiento, secuestro y privación de la libertad, sicariato, ejecuciones a sangre fría, terrorismo etc.).

3. Falta de conciencia y de remordimiento: Estas dos características en conjunto con la mencionada anteriormente, “la falta de empatía”, suelen estar estrechamente relacionadas entre sí, tanto que, a modo personal, las sitúo como una tríada que no permite distinguir los límites del accionar del psicópata. Por tanto, muy probable estén presente en la ejecución de los diversos crímenes mencionados hasta ahora. Al denotarse una falta de conciencia y falta de remordimiento, los crímenes suelen ser muy violentos, más si se acompañan con un tipo de firma criminal específico (propio de asesinos en serie), así como un modus operandi ya firmemente estructurado.

4. Sentido de grandiosidad: Es otra de las características que definen al psicópata, pues, en su mayoría se siente superior a los demás, detrás de este sentido o necesidad se oculta un accionar que perjudica al otro, por lo que suelen ser comunes los delitos violentos, mientras más letal más significativo, y mientras mayor es el número de víctima más grande es su posición psicosocial como psicópata. Pero sus crímenes no solo inclinan hacia ese tipo de violencia y agresión, sino también a diferentes esferas como; estafas, desfalco, tráfico de drogas, tráfico de órganos, trata de blanca, mafia, etc.

5. Falta de miedo o de ansiedad. La inexistencia de una angustia personal es otra de la característica de índole personal que define a los psicópatas, lo que explica la neutralidad de estos individuos ante situaciones que suelen ser fuera de contexto, su accionar criminal suele darse en ambiente de alto riesgos como en juego de azar, a través de estafas, robos, asaltos. También pueden darse secuestros, delitos sexuales, asesinatos y homicidios etc.

A modo general, las diferentes características que definen al psicópata suelen manifestarse en conjuntas en diversos crímenes, una más que otra según la dimensión del delito, pero en estos individuos un crimen no será movido por una sola característica. Ante una agresión sexual como, por ejemplo, podemos ver, falta de empatía, de conciencia, y de remordimiento, así como también la ausencia de temor, pero a la vez un aumento del ego o sentido de grandiosidad.

A modo de ejemplo, para concluir, se consideró necesario rescatar el relato por parte de Vicente Garrido entrevistado en el programa Redes de Eduart Punset, quien describe parte del primer caso documentado en el que se aplicó el perfil criminológico “Caso de Ferrandi”, relata el momento en que el agresor describe el hecho de su primera víctima; 

tiene un primer contacto, la invita a subir al auto, sube voluntariamente y la lleva, y en una zona específica la golpea para dejarla inconsciente para controlarla, y posteriormente cuando ya se encuentra en una zona pantanosa, un lugar sin posibilidad de ser observado y ni que la joven reciba ayuda, la ata y la hace caminar, y en un momento determinado donde él considera que el cadáver de la joven permanecerá ahí por mucho tiempo, lleva entonces acabo su crimen., un crimen que conlleva un componente de control, de escenario, de preparación, y justo, esta sensación por vez primera entiende para lo que ha sido llamado convirtiéndose así en un asesino en serie. (Garrido, s.f).

En este caso, se puede asociar las diferentes características expuestas anteriormente, pues al ser su primera víctima, el asesino no mostró empatía alguna, se denota también la ausencia de conciencia y la falta de remordimiento en cada uno de sus actos, en el mismo plano, esa angustia personal no estuvo presente como suele aparecer en una persona normal, y por otro lado, justo este primer crimen representó el detonante motivador que lo llevó a convertirse en un asesino en serie aumentando así su sentido de grandiosidad, por el éxito obtenido, pero sobre todo el deseo interno de marcar un récord y dejar un sello personal (firma del criminal) que lo eleve a una posición preferencial en la esfera criminal y que despierte el interés en los agentes de investigación criminal especializada.  

 

 Referencias

Bircann Sánchez, J.C. (2010). Estudios sobre Criminología y Derecho Penal. Editora Centenario. Ministerio Público.

Garrido, V. (2004). Cara a cara con el psicópata. Editorial Ariel.

Garrido, V. [PetroShore Compliance] (s.f). La mente del psicópata Robert Hare hable en Redes con Eduart Punset.   [Video] Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=Ph0flBz_rlE

Hare, R. [Alemar Psicológos]. (s.f). Psicópatas – Robert Hare (Redes). [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=h2wYybxlOf0&t=12s

Hare, R. [PetroShore Compliance] (s.f). La mente del psicópata Robert Hare hable en Redes con Eduart Punset.   [Video] Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=Ph0flBz_rlE

sábado, 10 de junio de 2023

La mente del violador: Un análisis del documental y su respuesta mediante el programa Control de Agresión Sexual (SAC)

Carlos M. Marte Ortiz
Psicólogo - Neurocriminólogo

Los delitos contra la libertad sexual, denominado agresión sexual, generan un tipo de aversión muy marcada en la sociedad. Los sujetos que cometen este tipo de delito se les conocen como agresores sexuales, delincuentes sexuales, depredadores sexuales. Y ante la sociedad, hay un rechazo total, cuando se habla de agresión sexual, ya que las personas agresoras están pasando una barrera ética, social y legal que son inquebrantables.

Estos sujetos suelen tener necesidades especiales, las cuales les inducen a cometer la agresión, y compensan mediante el sexo ilícito aquellas carencias de corte emocional y cognitivo, mediante la satisfacción de poseer a la fuerza a la víctima. Ya que la mayoría de estos sujetos suelen llegar a tener la percepción de que no existen otras formas disponibles para obtener esa gratificación, y justo, este tipo de percepción nos permite tener un acercamiento al modo en cómo funciona la mente de estos agresores, pues se evidencia un marcado esquema de pensamiento distorsionado o disfuncional.

Las víctimas en este caso, la mayoría quedan marcadas de por vida, persistiendo para siempre aquellas secuelas psicológicas como producto de la agresión sexual.

Dado esta demanda, se hace prioritario el desarrollo de programas específicos dentro de los centros penitenciarios, que se enfoquen en dar respuesta a este tipo de conducta, y se pueda de este modo alcanzar la finalidad de la pena, que es lograr la reinserción y la reeducación, y ofrecer herramientas para evitar o reducir la reincidencia. En este caso, se propone el programa SAC (Control de Agresión Sexual), el cual ha demostrado ser eficiente para el manejo de este comportamiento delictivo.

De acuerdo al documental La mente del violador, la implementación de este programa ha permitido reducir los niveles de reincidencia a este tipo de delito a un 4 %, por lo que, de acuerdo a las afirmaciones de los especialistas, uno de cada cinco violadores sin tratamiento vuelven a reincidir en la agresión, aquí radica la importancia del uso de estos programas.

Estos datos, de forma más detallada se indican a continuación:

En un estudio llevado a cabo por Redondo, Navarro, Martínez, Luque y Andrés (2005; citados en Uliaque Moll, 2017), mostraron que tras un seguimiento de 4 años de reclusos que habían pasado por el programa SAC solamente reincidieron por delitos de agresión sexual un 4% (en el grupo control, no tratado, reincidieron un 11%). Pero independientemente de la efectividad del programa, queda un vigente riesgo, y de esto están consciente todo el equipo de funcionarios que componen el sistema penitenciario que trabajan directamente con estos agresores, en palabras de Navarro lo que hacemos es gestionar el riesgo, y tratamos de gestionarlo lo mejor posible (min. 41.)

El programa SAC adopta un enfoque de corte cognitivo conductual, representando una de las intervenciones psicológicas que más auge ha tenido en los últimos años, debido a su eficacia y validez. Estos se basan en la modificación de aquellos patrones de pensamientos distorsionados que en este caso se han relacionados con la conducta sexual agresiva, de este modo, modificar esta conducta agresiva. En este caso, es un programa aplicado en la población penitenciaria, para aquellos que han cometido algún delito de agresión sexual, y consta de 200 sesiones las cuales se trabajan en grupo e individual durante dos horas por sesión.

Este programa se estructura en varias fases de intervención, las cuales se dividen en dos grandes bloques:

1.    La toma de conciencia.

2.    La toma de control.

En el primer bloque se abarcan un conjunto de intervenciones que comprenden temas, tales como; mecanismo de defensas, introducción a la restructuración cognitiva, análisis de la historia personal, conciencia emocional, empatía hacia la víctima, entre otros.

El segundo bloque abarca intervenciones que comprenden temas como; distorsiones cognitivas, estilo de vida positivo, educación sexual, modificación del impulso sexual, prevención de recaída etc.

Pero dentro de todo este conjunto de intervenciones, también se hace necesario desmontar mitos sobre los agresores sexuales, estos nos permiten conocer más a esta población, y de este modo intervenir, y fomentar políticas educativas, y de acuerdo con Navarro (2008), uno de los mitos de la sociedad es que entienden que todos los agresores sexuales son enfermos mentales, y es lo contrario, suelen ser muy pocos como afirma el autor.

En cuanto a la intención real de participar en estos programas María José Valera (véase min. 38: 40 del documental) cuestiona el elemento de que muchos de los que participan en este programa lo hacen para la obtención de beneficios y no por el interés de tener una rehabilitación social real, lo que, en este caso, amenaza el sentido de reinserción en estos individuos, pero no todos llega a concluir el programa, y esto aumenta el riesgo de reincidencia.

A modo de conclusión, el programa SAC persigue el objetivo de mejorar las posibilidades de reinserción y de no reincidencia del sujeto que ha cometido algún delito hacia la libertad sexual, mejorando la eficacia de sus habilidades y aptitudes psicosociales. Pero una de las grandes limitaciones que se tiene es que no todos los centros penitenciarios ni en todos los países se incluyen estos programas específicos, dejando la apertura de que en muchos privados de libertad con pena de delito hacia la libertad sexual no se rehabilite este patrón de comportamiento específico y corra el riesgo de reincidir en el mismo delito, marcando de por vida a futuras víctimas.  


Referencias

Documania TV.  (2008). La mente del violador. [Video]. https://www.documaniatv.com/social/documentos-tv-en-la-mente-del-violador-video_0fe79824a.html

Navarro, J.C. (2008). La mente del violador. [Video]. Documania TV https://www.documaniatv.com/social/documentos-tv-en-la-mente-del-violador-video_0fe79824a.html

Uliaque Moll, J. (14 noviembre, 2017). El programa de control de la agresión sexual: así funciona este tipo de tratamiento. [Blog]. Psicología y mente. https://psicologiaymente.com/clinica/programa-de-control-agresion-sexual

viernes, 10 de febrero de 2023

Método VERA: Investigación psicológica de los delitos violentos

Carlos M. Marte Ortiz, M.A
Psicólogo Clínico - Neurocriminólogo

Cada día se hace más especifica la intervención psicológica en los campos de justicia, pues si bien es entendido, el ser humano se rige por su conducta, y en mucho de los casos la conducta criminal puede formar parte de su repertorio conductual, por lo que siendo la psicología una ciencia especializada permite la obtención del perfil psicológico de un criminal, sirviendo esto como base ante un juzgado. 

El programa V.E.R.A representa esta iniciativa, de contemplar la relevancia del análisis psicológico de quienes infringen la ley, de acuerdo a la descripción, se trata de una herramienta basada en los principios y conceptos de la psicología, la cual permite la elaboración de hipótesis por el análisis de las evidencias de tipo psicológico que se pueden inferir del hecho delictivo.

En este sentido, estas evidencias les permiten reconstruir el crimen cometido o crear hipótesis, ya que, en cierto modo, detrás de cada crimen queda ciertos reflejos que los autores los definen como vestigios psicológicos. Por tanto, clarifican estas evidencias como conductuales o psicológicas, las cuales son definidas como:

Aquellos vestigios psicológicos que quedan reflejados en el modo en que el agresor cometió sus delitos. Estos vestigios abarcan desde el tipo de víctima elegida, la elección de los lugares donde abordarla y consumar la agresión, el tipo y orden de heridas influidas o el modo verbal y no verbal en que declara ante los investigadores o el tipo de arma empleada. (Soto et al., 2014, p. 52)

Si bien estos vestigios parten de la interpretación de evidencias físicas, justamente a los mismo se les asocia el contenido psicológico que le caracteriza, sirviendo de herramienta para la descripción del caso, los cuales pueden ofrecer información valiosa para descubrir la verdad.

Pero tienen una desventaja y es que ante tribunales de justicias las evidencias físicas tienen más peso probatorio que las psicológicas, debido a que estas se basan en inferencias, por lo que su alcance se limita a ser contemplada como una herramienta de investigación, pero no como una prueba per se (Soto et al., 2014).

Esto denota crudamente la poca confianza que el sistema de justicia tiene ante el impacto de las variables psicológicas, si bien no es que se descuide la rigurosidad con la que se somete el sistema de justicia como órgano de paz y regulador de libertad, sino que valore la riqueza de los análisis psicológicos ante la comisión de un delito, pues, esto permitiría reforzar las herramientas investigativas ante un hecho delictivo.

Como iniciativa se ha propuesto el método V.E.R.A, una herramienta que se puede implementar en la investigación psicológica de delitos violentos, tiene su foco en agresores desconocidos de los cuales pretende elaborar un perfil psicológico de dicho agresor. La denominación V.E.R.A proviene del acrónimo de los cuatros pilares en la que se fundamenta el método; Víctima, Escena del delito, Reconstrucción del delito y, por último, Agresor (Soto et al., 2014).

La víctima como primer pilar incluye aquellos datos que la individualice y permita comprender por qué fue ella la elegida. Se toma en cuenta todos aquellos aspectos que permitan asociar todas las razones que la vinculen.

La escena del delito representa el segundo pilar, y se refiere al análisis espacio temporal de todos aquellos lugares que de algún modo esté relacionado al hecho investigado. Al realizar el análisis de este pilar, se toman en cuenta todos los detalles incluyendo la posible idealización por parte del agresor, pues se valora rigurosamente el lugar de abordaje del autor a la víctima, el lugar donde el hecho finamente fue consumado y el lugar de abandono de la víctima, en el caso de que luego de ejecutar el hecho la trasladarse como método de ocultamiento. Se generan posibles hipótesis que busquen coincidir con la relación de los espacios vinculados. 

Por tanto, la reconstrucción como tercer pilar hace referencia a recorrer todo el iter criminis (camino del delito). Es por medio de este pilar que se busca descubrir y definir las estrategias criminales operativas del agresor, su modus operandi, rituales, escenificación y sello personal del agresor, esto desde el punto de vista psicológico representa datos fundamentales para la describir el comportamiento criminal del agresor.

Y como último pilar, está el agresor mismo, quien es el autor intelectual del hecho delictivo. Al investigarlo se toman en cuenta todos los datos que sean posible que permitan identificarlo y asociarlo al hecho, por tanto, se parte de manera rigurosa de las descripciones físicas y conductuales del mismo, justamente para contemplar qué se sabe y qué no del autor, así poder identificarlo, y someterlo a la justicia.

A modo de recapitulación, el método V.E.R.A es una técnica que se utilizar para realizar perfiles psicológicos de aquellos criminales que se desconoce su identidad, basado en la revisión y el análisis riguroso de todos los pilares que le constituyen se generan hipótesis que pueden servir de base para las identificaciones de quienes comenten el delito, según el estudio ha demostrado tener buena fiabilidad interjueces, por lo que lo hace confiable para su aplicación.  

Para conocer más sobre el método VERA, consulte el articulo original indicado en referencia.

Referencia

Soto, J.E., González, H, y Pérez, M.A. (2014). La investigación psicológica de los delitos violentos. El Método V.E.R.A. Psicopatología Clínica, Legal y Forense. Vol. 14 (51-78). https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6379123


martes, 7 de febrero de 2023

Esquizofrenia y conducta criminal: Sobre interrogantes de interés

Carlos M. Marte Ortiz, M.A.
Psicólogo clínico - Neurocriminólogo


La esquizofrenia enmarca una enfermedad grave de la psique, es crónica y su manifestación en contenido y forma es muy diferente en todas las personas que la padecen, pongamos en marcha algunas interrogantes:


1.- Alteraciones del comportamiento de persona diagnosticada con esquizofrenia.

     El comportamiento de las personas diagnosticadas con esta enfermedad puede ser muy diversos y los mismos se manifestaran acorde del tipo de esquizofrenia que padezca la persona, si bien a modo general se puede denotar principalmente en la fase aguda un miedo intenso que se define como angustia psicótica esta es frecuente en todos los tipos de esquizofrenia ya que representa un elemento central o nuclear., como sustento del miedo, la persona puede sentir temor a descontrolarse, no tener control de su conducta, temor a hacer daño a los demás, temor a relacionarse, etc.

     Las alteraciones del comportamiento inclinan en muchas de las ocasiones al descuido o cuidado personal por parte de quien padece la enfermedad, la persona suele echarse al abandono, se aísla y resta importancia a las actividades diarias. En muchos su lenguaje es desorganizado y siguen un patrón conductual ilógico, suelen ser desconfiados y suspicaz, especialmente los que inclinan a la tipología paranoide. 


2.- Motivaciones de su conducta

      Siendo la esquizofrenia una enfermedad que produce un tipo de “corte con la realidad” en muchos de los casos la conducta suele estar movida en base a la esencia del delirio o alucinaciones presentadas en la fase aguda del mismo, por tanto, cuando esta conducta inclina hacia un acto criminal o delictivo puede que no exista una motivación personal, sino que la misma es producto del contenido de las ideas delirantes y las alucinaciones.

     Este comportamiento violento no define la intención plena de hacer daño, sino la intención de proteger o velar por el propósito del delirio, me explico, cuando la idea delirante del esquizofrénico inclina hacia lo mágico-religioso, existe la convicción de que “ha sido elegido por una fuerza mística o sagrada para un bien mayor”, que en muchos de los casos es “salvar el mundo”, “Salvar el País o al presidente de dicho país”, etc., y cuando este contenido delirante se asocia con la amenaza de que alguien está interfiriendo con la misión encomendada se actúa con violencia con el fin de cuidar la misión.

     Un ejemplo; “El adolescente que se consideraba “Sabio” porque fue elegido por Dios para ser profeta y salvar el mundo, y que producto de esta idea delirante en medio de un brote psicótico, con cuchillo en manos andaba por toda la comunidad buscando a una niña de ocho años alegando que ésta le implantó un chip en su cabeza para interferir con la obra de Dios (caso real).

      Así mismo, existen otros hechos en que sustenta las motivaciones como absurdos, fuera de contexto, fuera de la realidad. Como el caso que consternó a todo Moscú, Rusia, donde una niñera estrangula y decapita a una niña de cuatro años que supone debía de cuidar, luego quema el departamento y se pasea por la calle con la cabeza de la niña., citando de forma literal un fragmento de la noticia; “Preguntada por la prensa sobre los motivos de sus acciones, la propia acusada dijo que cumplía una orden de Alá.” (Sputnik Mundo, 2016. párr. 03).

     Éstos y muchos ejemplos más nos indica a valorar que las motivaciones de este tipo de conducta, se basa en lo absurdo, en lo irreal, sin base palpable característico del contenido del delirio y las alucinaciones.


3.- Factores de riesgo

     Los factores de riesgos que predisponen a esta enfermedad son múltiples, y existen consenso que lo explican. Es un factor de riesgo muy marcado el componente genético, este representa un hilo conductor que persiste de generación en generación, por lo que tener un familiar con este trastorno u otros del espectro es un factor de riesgo, el abuso o maltrato infantil (en todas sus manifestaciones) también representa un factor de riesgo. “Otros factores que se señalan son las complicaciones perinatales, durante el embarazo, en el parto y posteriormente a este; y en la niñez, presentar problemas de conducta importantes y frecuentes durante el periodo escolar, así como sufrir un traumatismo craneal” (Soto, 2017, p. 26), por otro lado, el abuso de drogas representa otro factor de riesgo muy importante ya que esta produce cambios estructurales en el cerebro. El abandono familiar, la marginación, la desorganización de la sociedad general, la pobreza, y la mala alimentación.

     El abandono al tratamiento en el caso de las personas ya diagnosticadas con esquizofrenia representa también un factor de riesgo que aumenta la probabilidad de conducta violenta y agresiva. Un diagnóstico tardío representa un riesgo que aumenta la probabilidad de conducta violenta en personas con esquizofrenia.  


4.- Características de los delitos que pueden cometer las personas con esquizofrenia.

     Estos delitos se caracterizan por ser violentos, impulsivos y reactivos, no planificados, ni calculados, incontrolables y muy sangrientos, sin alevosía.  

Referencias

Sputnik Mundo (3 de marzo de 2016). Diagnóstico final: la niñera acusada de asesinato sufre de esquizofrenia [Mensaje en un blog]: https://mundo.sputniknews.com/rusia/201603031057311343-diagnostico-ninera-asesinato/

Soto, R.L, (2017). La esquizofrenia en el derecho penal: Análisis de la doctrina del tribunal supremo. [Tesis de grado]. Universidad del País Vasco: https://addi.ehu.es/bitstream/handle/10810/30443/Laura%20Soto%20Rodriguez.pdfsequence=1&isAllowed=y.

miércoles, 26 de octubre de 2022

Violencia intrafamiliar ascendente: Una mirada para su intervención

Carlos M. Marte, M.A

La violencia intrafamiliar ascendente hace referencia a la manifestación de conductas agresivas por parte de los descendentes a cualquiera de sus ascendentes, en pocas palabras, de los hijos hacia sus padres o tutor que le represente. Es un tipo de violencia que se produce en estricta intimidad, lo que dificulta una intervención temprana o incluso, establecer medidas de prevención específicas ya que éstas se hacen visibles en la mayoría de los casos solamente cuando se denuncian.

Se le conoce como Violencia Filio-Parental y en la actualidad se ha posicionado como uno de los nuevos problemas emergentes en la sociedad, la misma está afectando de forma directa el clima del núcleo familiar, y este a la vez trasciende hacia la sociedad, condesando poco a poco, posibles conductas delincuenciales y psicopáticas, debido a que el control de los hijos sale de las manos de los padres, pues, en cierto modo, ellos se convierten en las primeras víctimas de violencia. Hecho que puede tener un alcance desfavorable en la sociedad, ya que se va moldeando el perfil de nuevos agresores, perpetuando de esa forma el ciclo de violencia.

De forma conceptual se entiende por violencia filio-parental como:

Aquella en la que el hijo/a actúa intencional y conscientemente con el deseo de causar daño, perjuicio y/o sufrimiento a sus progenitores, de forma reiterada a lo largo del tiempo, y con el fin inmediato de obtener poder, control y dominio sobre sus víctimas para conseguir lo que desea, por medio de la violencia psicológica, económica y/o física (Aroca, 2010, p. 136).

Partiendo de esta definición, para dar respuestas a posibles interrogantes se hace necesario analizar los predictores que inclinan hacia este tipo de comportamiento. Por un lado, se debe de tomar en cuenta el perfil del menor, aquí se incluyen las características de su personalidad, la misma se va ajustando en base a su proceso evolutivo. Por otro lado, se debe de valorar la naturaleza de las relaciones familiares a las que pertenece, así como también el sistema educativo donde se ha formado, y los valores que transmite la sociedad. Otro elemento importante es identificar si hay consumo de drogas y/o la presencia de alguna otra adicción, por último, indagar sobre la existencia de psicopatía (trastorno antisocial de la personalidad), TDAH u otras psicopatologías que induzcan a un comportamiento violento de esta índole. Pero, en el hipotético caso de que se evidencie rasgos psicopáticos, se sugiere no utilizar el concepto de psicopatía o psicópata en niños y adolescentes ya que se está refiriendo a una población en desarrollo, y por ende hay que evitar etiquetar dicha población.

Las características de este tipo de violencia se inclinan hacia tres dimensiones. La primera incluye el plano afectivo en el que se hace palpable la falta de empatía y la capacidad para mantener vínculos, por lo que emocionalmente suelen ser superficiales y que cambian rápidamente. Un segundo plano es el interpersonal, en el que existe conductas arrogantes, egocéntricas, propio de individuos manipuladores, dominantes y enérgicos. Por último, un tercer plano es el conductual, la persona agresora suele ser impulsiva e irresponsable. Usualmente, tienen un estilo de vida totalmente inestable por lo que buscan sensaciones nuevas y fuertes, por lo que transgreden las normas sociales.

Considerando lo anterior dicho, en el marco de intervención se requiere de un abordaje global e integral, en el que participen diversos agentes sociales de diferentes áreas, un primer pilar es la familia, que representa uno de los primeros modelos de aprendizaje en el niño/a. Un segundo pilar es la escuela, que, aunado a la educación fomentada en el hogar, es un medio en el que el niño y niña adquiere las habilidades de comunicación y socialización. Y un tercer pilar, es representado por agentes sociales especializados en sus áreas, que son los que estarán guiando el proceso de intervención en sí. En este grupo entran los educadores, psicólogos, médicos, jueces, abogados etc.

Debido a que cada vez es más frecuente este tipo de violencia, se hace necesario revisar las normas sancionadoras y/o penales que intervienen en este comportamiento, y es aquí donde entra el equipo de agentes sociales mencionados anteriormente. Por tanto, entre las medidas más adecuadas se consideran; la convivencia en grupo familiar o educativo, libertad vigilada o alejamiento, tratamiento terapéutico de tipo ambulatorio. Pero estas medidas solamente se aplican luego de que se hace visible el maltrato (cuando es denunciado), por lo que toman un carácter de intervención, realidad que limita el alcance de intervenir antes de que se agudice o suceda este tipo de comportamiento, en este sentido, se requieren medidas de prevención con mira a reducir la frecuencia del comportamiento violento.

Pero para esto, se entiende que se deben de endurecer las medidas contempladas, sin que se transgredan ni vulneren los derechos del adolescente, criterios que van alineados al marco jurídico que constituye cada País o Estado, pero es importante resaltar que las medidas por sí solas en muchos de los casos no son suficientes ya que sólo se estaría trabajando el mal, pero no la causa, por tal razón, se deben incluir intervenciones desde el punto de vista educativo, estas tienen un carácter transformador y preventivo, pues permiten la adquisición de nuevos modelos conductuales más saludables. En este sentido, para garantizar una mejor eficiencia en la intervención de este tipo de conducta se sugiere la combinación de ambas propuestas.

La elaboración de programas específicos enfocados en violencia intrafamiliar ascendente y aplicado en el contexto escolar-educativo permitirían dar respuestas preventivas a este tipo de comportamiento reduciendo así desde ese contexto su incidencia, es un modo de intervenir que facilitaría un acercamiento a la realidad familiar que vive el adolescente, ya que permitiría conocer justamente los distintos estilos de crianza característicos en cada hogar. Hago mención de su aplicación en el contexto escolar porque éste representa uno de los primeros hilos conductores con el hogar y la familia.

Ahora bien, resulta bastante frecuente que niños, niñas, así como adolescentes y jóvenes agresores carezcan de vínculos familiares, sociales y comunitarios, lo que evidencia la estrecha relación con los distintos esquemas de comportamiento parentales que definen la dinámica de crianza de cada familia. Esto sugiere que dichos esquemas de comportamiento parentales sí influyen directamente en la consolidación de la violencia intrafamiliar ascendente.

En este caso Garrido (2007: citado por Aroca et al., 2012):

Destaca algunos factores que pueden contribuir a la violencia filio-parental, y que son comunes a otros tipos de violencia juvenil, como: (a) la importancia de haber sido objeto de malos tratos por parte del padre y/o la madre en sus variantes (por omisión y comisión) o, (b) el hecho de haber sido testigo de violencia en sus hogares (p. 494).

Visto de ese modo, se pone en contraste dos realidades, por un lado, niños que crecen en ambiente inseguro son más proclives a manifestar conductas violentas o agresivas, con menos capacidad de socialización y, por otro lado, los niños que crecen en ambiente seguro son más empáticos y sociables. Pues estos últimos, no están expuesto al círculo de violencia en que se encuentra los otros niños.

Definiendo un ambiente seguro como aquel estilo de crianza en el que el niño adquiere un apego seguro el cual garantiza el sano desarrollo de sus fortalezas. Y cuando se trata de un ambiente inseguro hace referencia en aquellos estilos de crianza en el que se neutraliza el sano desarrollo de las fortalezas propias del niño o adolescente, como producto de la permisividad, la sobreprotección, el autoritarismo, el maltrato entre otros.


Referencias 

Aroca, C. (2010). La violencia filio-parental: una aproximación a sus claves. [Tesis doctoral. Universidad de Valencia]. https://roderic.uv.es/handle/10550/38666?show=full

Aroca, C., Bellver, M. C., y Alba, J. L. (2012). La teoría del aprendizaje social como modelo explicativo de la violencia filio-parental. Revista Complutense de Educación. 23 (2). 487 – 511. http://dx.doi.org/10.5209/rev_RCED.2012.v23.n2.40039

jueves, 6 de octubre de 2022

Permanencia cíclica de la violencia de género: Papel de la víctima y la persona agresora

Carlos M. Marte. 

La violencia de género como bien es sabido representa uno de los problemas sociales más grave en el mundo, debido al alcance que esta posee. La constituye la persona agresora y la víctima, y adopta diversas formas para manifestarse (física, psicológica, sexual, económica, etc.,) colocando en dos polos opuestos los agentes que participan en ella (víctima-agresor/a).

La víctima es quien sufre la agresión y la persona agresora es quien la ejerce, luego de que se hile una primera agresión se corre el riesgo de entrar en una dinámica en forma de espiral, en las cuales se tiene como resultado la agudización del maltrato, conservando justamente la permanencia cíclica de la violencia, y adoptando este medio como única vía para obtener las cosas.  

Tanto la víctima como la persona agresora adoptan roles específicos los cuales permitirán o facilitarán la apertura de la violencia y el maltrato en el espacio en que se encuentren. La distinción de estos roles asumidos, van tomando importancia de acuerdo a los factores que caracterice a la persona, sea ésta víctima o agresor/a. Factores que de acuerdo a las diversas teorías son predisponentes en la violencia, tales como el estrés familiar, estilo de crianza disfuncional, altos niveles de hostilidad, bajos niveles de asertividad, el consumo de drogas y alcohol, rasgos psicopáticos o algún trastorno de la personalidad, aceptar la violencia como válida etc., los mismo se van estructurando en la personalidad de cada individuo.

Por otro lado, tomando en cuenta de que el género está involucrado en la construcción del poder, abordado desde esta concepción, cuando se lleva a la práctica de forma desviada este poder se ejerce bajo la interacción de actos violentos, que se van notando desde el noviazgo, y que en la mayoría de las veces no son visibles debido a que se encuentran bajo la sombra del enamoramiento. Ahora bien, siendo a la vez un tipo de violencia que corre el riesgo de ser aprendida por parte de los hijos (aprendizaje vicario), suele irse perpetuando en la dinámica de vida de quienes las sufren y la ejercen, preservando de esta forma un modelo patriarcal el cual está orientado hacia la desigualdad entre personas.

Y es que se persigue un objetivo en la dinámica de la violencia de género y es la degradación total de la víctima y el dominio absoluto por parte de la persona agresora. Lo que nos permite resalta justamente las consecuencias de este tipo de comportamiento delictivo, que pueden llevar a desarrollar cuadros psicopatológicos en la víctima, en primer lugar, se maximiza una dependencia emocional a la pareja. Esta dependencia emocional hace que la víctima se subordine y se perciba como incapacitante, sumisa y con poca valía por lo que buscará hacer todo lo posible por mantener a su lado al agresor ya que este en cierto modo compensa una necesidad de la víctima, por lo que ésta estará dispuesta a tolerar el maltrato con el fin de no quedarse sola, lo que alimenta o afianza justamente la permanencia de la violencia de género.

En el mismo lineamiento, suelen ser muy característicos los rasgos de TEPT, ansiedad y depresión, inadaptación, déficit en la resolución de problema. Igual se denota la presencia de una muy baja autoestima y en los casos más graves inclinación hacia el suicidio y homicidio.

Por otro lado, la persona agresora adopta en su repertorio de conducta la violencia como un sistema de poder, por lo que no ven a su pareja como un complemento del hombre/mujer sino como una posesión en la que solo él/ella tiene el derecho de controlar todos los aspectos de su vida.

En su mayoría, suelen ser personas con muy baja tolerancia a la frustración y bajo niveles de empatía y comunicación, por lo que se le hace fácil usar la violencia para imponer algo. Buscan justamente quebrantar las fortalezas de la víctima con el fin de desvalorizarla y de este modo tener el control absoluto sobre ella.

Este patrón conductual por parte la persona agresora, muchas veces va alineada a características psicopatológicas y a ciertos trastornos de personalidad (paranoide, narcisista, límite, antisocial). Igual que en la víctima pueden tener rasgos marcados de dependencia emocional, agresividad, problemas de control de impulsos, problemas de autoestima, celos entre otros. Todos estos elementos aunando a la vez la interacción entre víctima/agresor(a) favorecen la permanencia cíclica de la violencia de género en la actualidad.


Breve análisis del Sistema Penitenciario Colombiano: Un acercamiento a la realidad del sistema.

Carlos M. Marte, M.A Psicólogo clínico/Neurocriminólogo   El presente análisis se basa en la apreciación de diferentes documentales, así com...