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martes, 12 de septiembre de 2023

Neurotransmisores; Un acercamiento a la conducta suicida, violencia y agresividad

 Carlos M. Marte Ortiz, M.A.

Foto: Shutterstock. (Tomada en Graciani, 05/2020)

El medio ambiente representa el espacio de interacción con el reino animal, el mismo se estructura de constantes cambios y un sinfín de informaciones que determinan el accionar del individuo. Estas informaciones son interpretadas por el cerebro, órgano responsable de regular, manejar y transformar toda información del exterior e interior del organismo.

Todo esto es posible gracias a la interconexión de cientos de miles de millones de células denominadas neuronas que permiten el funcionamiento óptimo del cerebro, por tanto, sin la interacción de estas neuronas el órgano del cerebro muere, de esta forma no existiríamos. Pues bioquímicamente el resultado de estas conexiones son los que rigen la conducta humana, lo que somos.

Cuando dos neuronas se comunican entre sí, surgen lo que se denomina una sinapsis, y como resultado de esta sinapsis nacen o se desprenden moléculas llamadas neurotransmisores, los encargados de transmitir la información a las diferentes áreas del Sistema Nervioso (SN). En palabras de Ramírez (2006) “Son mensajeros químicos almacenados en las vesículas sinápticas de una neurona, los cuales, tras su liberación, se dirige a otra sobre la que influyen para que se lleve a cabo una reacción química determinada” (p. 53). Estos juegan un papel fundamental en la regulación de nuestra conducta.

Pero específicamente, en la conducta agresiva ¿Qué papel juegan los neurotransmisores y cuáles están más relacionados con este comportamiento destructivo del ser humano? Las diferentes investigaciones en los últimos años han evidenciado que los neurotransmisores, noradrenalina, dopamina y serotonina influyen directamente en el comportamiento agresivo, siendo la serotonina el más estudiado.

Es importante tomar en cuenta que la nivelación de los neurotransmisores está influenciado directamente en base a la alimentación y la dieta asumida, pues una dieta alta o baja en el activo especifico de una de estas moléculas inducen la inhibición o activación de la conducta agresiva.

La serotonina (5-HT) conforma lo que se denomina el sistema serotoninérgico, su principal precursor es el triptófano, el cual se encuentra en alimentos como la carnes, verduras y cereales (Liévano-Parra, 2013). Lo que sugiere que una dieta alta de este aminoácido puede disminuir la ocurrencia de conductas agresivas, por tanto, una disminución en los niveles de serotonina se asocia con aumento en reacciones agresivas e impulsividad. En este sentido, individuos que suelen ser agresivos tienden a tener niveles bajos en el sistema serotoninérgico, algunas poblaciones que padecen algún tipo de psicopatología son más propensas tales como, el trastorno límite de la personalidad, las psicopatías, trastorno bipolar en su fase I y en plena euforia, así como en ciertos trastornos psicóticos con rasgos impulsivos, en estos individuos suelen encontrarse una disminución del sistema serotoninérgico, caracterizando a la vez, cierto grado de impulsividad.

En el mismo sentido, la serotonina, de acuerdo a los hallazgos de diferentes estudios ha demostrado tener un papel fundamental en personas con historial suicida producto de una depresión severa, lo que sugiere en muchos de los casos un tipo de agresión autoinfligida, en este sentido, la agresividad se canaliza internamente hacía sí mismo, a través de conductas “acting out”, y algunas veces llegando a consumar el suicidio, en estos caso se ha evidenciado  que se encuentran niveles muy bajo de serotonina.

Lo que sugiere que en tanto a la conducta agresiva e impulsiva la serotonina funciona como inhibidora de la misma, esto permite en cierto modo reducir y controlar los comportamientos violentos o agresivos en individuos que presenten factores de riesgos muy marcado, el papel de la psicofarmacología, a través de la ingesta de fármacos recaptadores de serotonina ha permitido sustentar esta relación entre ambas variables.

Tomando en cuenta de que popularmente la serotonina es el neurotransmisor de la felicidad, la desnivelación del mismo induce a cambios comportamentales en el que enmarca, la desesperanza, la impulsividad, la agresión, la alegría, y justamente la poca voluntad para vivir, por tanto, al disminuir los niveles de este sistema, neuroquímicamente puede esto explique la conducta internalizante agresiva, hostil y violenta hacía sí mismo (mayor probabilidad de suicidio).

Como se indicó anteriormente, no solo la serotonina tiene relación directa con la agresividad o la conducta agresiva, también se sustenta la participación de la dopamina, la misma tiene gran participación en la respuesta sexual humana, la elevación de sus niveles o sistema domaninérgico, tiene gran influencia en la estabilidad del estado de ánimo y la alerta. Pero uno de los indicadores que caracteriza el sistema dopaminérgico es la recompensa del placer, debido a que es el encargado de regular la gratificación interna del cerebro, por lo que actividades muy altas en este sistema en personas con tendencia agresivas reactivaría la agresión y puede darse como un mandato para generar placer como reforzador. 

La noradrenalina es otro de los neurotransmisores que influyen en la conducta agresiva humana, el sistema noradrenérgico se caracteriza por participar en la lucha o huida ante eventos que represente amenaza para el organismo, un aumento en los niveles de noradrenalina induce a la irritabilidad, los estados ansiosos, presión sanguínea, escapar del dolor, etc., por lo que en cierto modo predispone a la persona hacia una agresividad impulsiva o reactiva.

En correlación de estos sistemas neuroquímicos, se puede observar que la disminución de los niveles de serotonina, en conjunto con el aumento de los niveles de la noradrenalina y dopamina están estrechamente vinculadas en la etiología de agresión y violencia, favoreciendo desde este foco la aparición de la misma en la persona, tanto de forma directa, indirecta, como impulsiva y a mediana escala de forma predeterminada.

Lo que significa que la serotonina funciona como inhibidor de la agresión y la impulsividad. El aumento de la actividad serotoninérgica reduce la hostilidad y la impulsividad; la reducción o disminución aumenta la frecuencia e intensidad de las reacciones agresivas y antisociales.

A modo de mención, no son los únicos neurotransmisores que están relacionado al comportamiento agresivo, existen otros, que tienen una connotación clásica, pues inicialmente se asoció el MAO que resultó ser el primer indicador biológico investigado, los sistemas GABAénergicos los cuales influyen en la inhibición de varios modelos de agresión, de igual forma, el sistema colinérgico que parece aumentar la agresividad.

Referencia bibliográfica

Liévano-Parra, D. (2013) Neurobiología de la agresión: Aportes para la psicología. Vanguardia psicológica. 4 (1). 69-85.

Ramírez, J.M. (2006) Bioquímica de la agresión. Psicopatología clínica, legal y forense. 6 (43-66).


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