Carlos M. Marte Ortiz, M.A.
Foto: Shutterstock. (Tomada en Graciani, 05/2020) |
El medio ambiente representa el espacio de interacción con el reino animal, el mismo se estructura de constantes cambios y un sinfín de informaciones que determinan el accionar del individuo. Estas informaciones son interpretadas por el cerebro, órgano responsable de regular, manejar y transformar toda información del exterior e interior del organismo.
Todo esto es posible gracias a la interconexión de cientos de miles de millones de células denominadas neuronas que permiten el funcionamiento óptimo del cerebro, por tanto, sin la interacción de estas neuronas el órgano del cerebro muere, de esta forma no existiríamos. Pues bioquímicamente el resultado de estas conexiones son los que rigen la conducta humana, lo que somos.
Cuando
dos neuronas se comunican entre sí, surgen lo que se denomina una sinapsis, y
como resultado de esta sinapsis nacen o se desprenden moléculas llamadas neurotransmisores,
los encargados de transmitir la información a las diferentes áreas del Sistema
Nervioso (SN). En palabras de Ramírez (2006) “Son mensajeros químicos almacenados en las vesículas
sinápticas de una neurona, los cuales, tras su liberación, se dirige a otra
sobre la que influyen para que se lleve a cabo una reacción química determinada” (p. 53). Estos juegan un papel fundamental en la regulación
de nuestra conducta.
Pero
específicamente, en la conducta agresiva ¿Qué papel juegan los neurotransmisores
y cuáles están más relacionados con este comportamiento destructivo del ser
humano? Las diferentes investigaciones en los últimos años han evidenciado que
los neurotransmisores, noradrenalina, dopamina y serotonina influyen
directamente en el comportamiento agresivo, siendo la serotonina el más
estudiado.
Es importante tomar en cuenta que la
nivelación de los neurotransmisores está influenciado directamente en base a la
alimentación y la dieta asumida, pues una dieta alta o baja en el activo
especifico de una de estas moléculas inducen la inhibición o activación de la
conducta agresiva.
La serotonina (5-HT) conforma lo que
se denomina el sistema serotoninérgico, su principal precursor es el
triptófano, el cual se encuentra en alimentos como la carnes, verduras y
cereales (Liévano-Parra, 2013). Lo que sugiere que una dieta alta de este
aminoácido puede disminuir la ocurrencia de conductas agresivas,
por tanto, una disminución en los niveles de serotonina se asocia con aumento
en reacciones agresivas e impulsividad. En este sentido, individuos que suelen
ser agresivos tienden a tener niveles bajos en el sistema serotoninérgico,
algunas poblaciones que padecen algún tipo de psicopatología son más propensas tales
como, el trastorno límite de la personalidad, las psicopatías, trastorno
bipolar en su fase I y en plena euforia, así como en ciertos trastornos
psicóticos con rasgos impulsivos, en estos individuos suelen encontrarse una
disminución del sistema serotoninérgico, caracterizando a la vez, cierto grado
de impulsividad.
En el mismo sentido, la serotonina,
de acuerdo a los hallazgos de diferentes estudios ha demostrado tener un papel
fundamental en personas con historial suicida producto de una depresión severa,
lo que sugiere en muchos de los casos un tipo de agresión autoinfligida, en
este sentido, la agresividad se canaliza internamente hacía sí mismo, a través
de conductas “acting out”, y algunas veces llegando a consumar el suicidio, en
estos caso se ha evidenciado que se
encuentran niveles muy bajo de serotonina.
Lo que sugiere que en tanto a la
conducta agresiva e impulsiva la serotonina funciona como inhibidora de la
misma, esto permite en cierto modo reducir y controlar los comportamientos
violentos o agresivos en individuos que presenten factores de riesgos muy
marcado, el papel de la psicofarmacología, a través de la ingesta de fármacos
recaptadores de serotonina ha permitido sustentar esta relación entre ambas
variables.
Tomando en cuenta de que popularmente la serotonina es el
neurotransmisor de la felicidad, la desnivelación del mismo induce a cambios
comportamentales en el que enmarca, la desesperanza, la impulsividad, la
agresión, la alegría, y justamente la poca voluntad para vivir, por tanto, al
disminuir los niveles de este sistema, neuroquímicamente puede esto explique
la conducta internalizante agresiva, hostil y violenta hacía sí mismo (mayor
probabilidad de suicidio).
Como se
indicó anteriormente, no solo la serotonina tiene relación directa con la
agresividad o la conducta agresiva, también se sustenta la participación de la
dopamina, la misma tiene gran participación en la respuesta sexual humana, la
elevación de sus niveles o sistema domaninérgico, tiene gran influencia en la
estabilidad del estado de ánimo y la alerta. Pero uno de los indicadores que
caracteriza el sistema dopaminérgico es la recompensa del placer,
debido a que es el encargado de regular la gratificación interna del cerebro,
por lo que actividades muy altas en este sistema en personas con tendencia
agresivas reactivaría la agresión y puede darse como un mandato para generar
placer como reforzador.
La noradrenalina es otro de los neurotransmisores que
influyen en la conducta agresiva humana, el sistema noradrenérgico se
caracteriza por participar en la lucha o huida ante eventos que represente
amenaza para el organismo, un aumento en los niveles de noradrenalina induce a
la irritabilidad, los estados ansiosos, presión sanguínea, escapar del dolor,
etc., por lo que en cierto modo predispone a la persona hacia una agresividad
impulsiva o reactiva.
En
correlación de estos sistemas neuroquímicos, se puede observar que la disminución
de los niveles de serotonina, en conjunto con el aumento de los niveles de la
noradrenalina y dopamina están estrechamente vinculadas en la etiología de
agresión y violencia, favoreciendo desde este foco la aparición de la misma en
la persona, tanto de forma directa, indirecta, como impulsiva y a mediana
escala de forma predeterminada.
Lo
que significa que la serotonina funciona como inhibidor de la agresión y la
impulsividad. El aumento de la actividad serotoninérgica reduce la hostilidad y
la impulsividad; la reducción o disminución aumenta la frecuencia e intensidad
de las reacciones agresivas y antisociales.
A
modo de mención, no son los únicos neurotransmisores que están relacionado al
comportamiento agresivo, existen otros, que tienen una connotación clásica,
pues inicialmente se asoció el MAO que resultó ser el primer indicador biológico
investigado, los sistemas GABAénergicos los cuales influyen en la inhibición de
varios modelos de agresión, de igual forma, el sistema colinérgico que parece
aumentar la agresividad.
Referencia bibliográfica
Liévano-Parra,
D. (2013) Neurobiología de la agresión: Aportes para la psicología. Vanguardia psicológica. 4 (1). 69-85.
Ramírez, J.M. (2006) Bioquímica
de la agresión. Psicopatología clínica,
legal y forense. 6 (43-66).